El
19 de enero del 2012 las redes sociales se llenaban de frases como “72 minutos de silencio por Megaupload” Era la respuesta de los internautas ante la
clausura de esta página de intercambio de archivos por un presunto delito
contra los derechos de autor. Entre ellos había usuarios de la web que
perdieron su cuenta Premium y sus archivos legítimos con el cierre, lo que
incrementó aún más la polémica.
El
empresario e informático Kim Schmitz, más conocido como Kim Dotcom, fue
detenido en su impresionante mansión de Nueva Zelanda cuando este culebrón
todavía no había hecho más que empezar.
Entre
los bienes incautados al magnate alemán había 5o millones de dólares en activos
informáticos, coches de lujo y obras de arte, todo ello expresiones del
escandaloso tren de vida mantenido por Dotcom. También sus cuentas fueron
congeladas y él fue encarcelado junto con algunos de los máximos cargos de la
página.
Se
acusó a Megaupload de haber provocado 500
millones de dólares de pérdida a la industria del cine y de la música,
generando unos beneficios que ascendían a 175 millones de dólares.
Según
el FBI: “Durante más de cinco años la
organización ha operado páginas web que reproducían ilegalmente y distribuían
infringiendo las leyes de la propiedad intelectual obras que incluían películas
antes de su estreno comercial, música, programas de TV, libros electrónicos y
software de entretenimiento a una escala masiva”
Este
caso “se encuentra entre los mayores
casos criminales contra los derechos de autor llevados a cabo por Estados
Unidos y ataca directamente el mal uso de un depósito de contenido público y
distribución para cometer y facilitar el crimen contra la propiedad intelectual”,
según palabras textuales de los responsables de la operación antipiratería.
La
reacción del grupo de hackers
Anonymous no se hizo esperar y, a las pocas horas, bloquearon temporalmente la
página web del Departamento de Justicia de EEUU, entre otras.
El 21 de febrero de 2012, un mes después de su detención, Schmitz obtuvo la libertad condicional, hecho
que aprovechó para iniciar la creación de un sustituto digno de Megaupload,
Mega. Durante un año exacto un equipo de abogados, entre los que se encontraba
el defensor de Clinton en el caso Lewinsky, Robert Bennett, estudiaron cómo
aprovecharse de los vacíos legales para lanzar la nueva web.
Parece
ser que la clave se encontraba en la manera en que los clientes subían los
archivos. El nuevo sistema empleado solo permite a quien está subiendo datos
saber lo que está alojando en la web. Se otorga una clave única a los usuarios
para que se hagan responsables del contenido que cargan en el sitio, de modo
que ni Mega ni el proveedor del servicio saben lo que contienen los archivos
subidos e intercambiados porque no disponen de las claves de descifrado. El
sistema de cifrado RSA de 2048 bits usado pretende evitar las denuncias de
violación de copyright. Éste se apoya legalmente en la Declaración Universal de
los Derechos Humanos, según los defensores de Dotcom: “De acuerdo con la Declaración Universal de los Derechos Humanos la
privacidad es un derecho básico y tienes derecho a proteger tu información
privada y comunicación del espionaje”
Entre
las novedades de Mega también se encuentran medidas de seguridad para evitar
que alguien ajeno a la empresa pueda apagar el servicio inesperadamente, como
ya ocurriera el año pasado. A su vez, tampoco se alojará ninguno de sus
servidores en Estados Unidos. Se replica su estructura y su dispersión geográfica para aumentar la
velocidad y combatir el corte del servicio. La página se apoya en la nube con
varios centros de datos de todo el mundo y el objetivo es que realice las
mismas funciones que la difunta Megaupload, pero con cifrado de datos.
Además,
para evitarse nuevas querellas, la página advierte que “Está totalmente prohibido su uso para infringir los derechos de
propiedad” y que, si la ley obliga “compartiremos
información con las autoridades”
Y
eso no es todo. Con el fin de ganarse una cierta simpatía con discográficas y
productoras, ofrecen su cooperación con ellas, previo acuerdo.
En
cuanto los arreglos legales hubieron acabado, Kim Dotcom anunció en su cuenta
de Twitter: “Lets turn this anniversary
of something horrible into something wonderful” #Mega (Transformemos este
aniversario de algo horrible en algo maravilloso) Y faltó tiempo para que el
hashtag #Mega se convirtiera TT en
España.
Mega
vio la luz 365 días después de la desaparición de Megaupload, el 19 de enero
del 2013, en un acto al estilo Dotcom. El jardín de la mansión neozelandesa del
alemán alojó la extravagante fiesta, en la que se interpretó un canto maoí para ahuyentar a los malos
espíritus, se contrató a un cuerpo de baile y hasta se representó la redada
acontecida un año atrás.
Mega
había sido inaugurada bajo la dirección www.mega.co.uz.
La web está en treinta y dos idiomas, entre los que se incluyen el español y el
catalán. Y ofrece varias opciones de uso: la gratuita (50 GB), la Pro I (9,99
euros/mes, 500 GB de almacenamiento y 1 TB de transferencia), la Pro II (19,99
euros/mes, 2TB de almacenamiento y 4 TB de transferencia) y la Pro III (29,99
euros/mes, 4 TB de disco duro y 8 TB de banda ancha)
Habrá
que esperar para saber si Mega es digna heredera de Megaupload, pero lo que sí
que se sabe de momento, es que, en sus primeras horas de vida, Mega se colapsó
debido a la gran cantidad de visitas. Su creador, Kim Schmitz, parece que se
enfrentará finalmente a los tribunales el 12 de agosto, intentando evitar la
cárcel y la extradición a Estados Unidos.
Actualizado por: Raquel González Moreno
Actualizado por: Raquel González Moreno