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Somos un grupo de estudiantes de Derecho y Periodismo, de la Universidad Rey Juan Carlos, aficionadas a la redacción y a la investigación de sucesos. Este blog lo componen: Jessica Sánchez García, María José Cámara Zafra, Sara Mosleh Moreno, Ana Morales Márquez, Marta Portero Gonzalo, Raquel Gonzalez Moreno, Teresa Floristán Puertas y Tania Ríos Arceo.

lunes, 8 de abril de 2013

Google, ¿simplemente una herramienta?


La tercera parte de la población mundial no puede acceder libremente a internet. La restricción que antes se llevaba a cabo a libros prohibidos o revistas internacionales, hoy queda obsoleta, y regímenes como el Chino tiemblan ante la llegada del gigante tecnológico, Google.

Estos gobiernos han optado por proteger la seguridad nacional frente a la libertad de circulación de información por considerar a esta como una amenaza. Bien es conocido, el papel que jugó internet en la Primavera Árabe. Así Backer sentenció “Es la fuerza de la tecnología quien acabará con regímenes represivos”.

Pero no todo lo que rodea a Google son ideales democráticos. No debemos olvidar, que esa herramienta tan útil e inofensiva, a primera vista, es una de las empresas más poderosas en todo el mundo, que sabe mucho de nosotros, ¿y nosotros sobre ella?

La clave de éxito de Google se basa en la innovación y en el conocimiento perfecto de sus usuarios. Además, la compañía reconoce que una publicidad masiva e irrelevante es lo que más aburre. Por ese motivo la página inicial es blanca. La elección no se basa en la estética, sino que evita que tarde en cargarse y los usuarios en consecuencia no la abandonen.

La mayoría de las personas desconocen cuál es la política de Google y no saben que detrás de esta se esconde numerosas prácticas de marketing o rastreo. El negocio se basa en la venta de información respecto de los usuarios a otras empresas, una práctica cada vez más cuestionada. La UE ha emprendido un estudio sobre la nueva política de privacidad de Google reformada en marzo de 2012 para saber si esta es conforme al derecho de privacidad y olvido. Aun así, debemos de tener presente que “Dios perdona y olvida, pero la web nunca”.



Teresa Floristán Puertas